Serendipity

Serendipity: 22/08/2011

 

 

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los libros me devoran

#30libros, los primeros diez días

Este mes, estoy participando en el reto #30libros a través de mi cuenta de twitter. El reto consiste en recomendar cada día un libro que hayamos leído, siguiendo las pautas establecidas en el blog treintalibros.blogspot.com. Muchos compañeros han seguido el reto a través de sus blogs, con un post diario para cada libro. A mí, la sola idea me pareció abrumadora, así que he decidido hacer tres posts compilatorios y no sobrecargarlos ni sobrecargarme con cosas que no puedo manejar. Así que acá van  los primeros diez:

Día 1: Uno que leyó de una sentada, «Historia secreta de una novela», Mario Vargas Llosa.


Historia secreta de una novelaHay un montón de libros cortos, como éste, que he leído de una sentada, básicamente porque soy una lectora frenética que abre los libros en la puerta de la tienda, aún con la bolsa en la mano, y usa la factura como marcalibros. En fin que ese día elegí este libro porque es uno de los que he leído más recientemente (pueden ver la lista completa en la página de mi reto 52libros: 2011, o en Goodreads), y porque no siento que leerlo de una sentada haya sido una imprudencia de mi parte: es un libro que puedo recomendar a los demás para que se lo lean de una sola vez, o en poco tiempo, pues me parece prácticamente un discurso, o un ensayo corto. En él, Vargas Llosa habla del proceso creativo que lo llevó a escribir su novela más célebre, La casa verde, y describe el proceso de escribir una novela como un «striptease a la inversa». Creo que vale la pena, para cualquiera que quiera escribir literatura de ficción, echarle una ojeada.

Día 2: Uno que se haya demorado mucho en leer: 2666, de Roberto Bolaño.

2666Me tardé en leer este libro por otro rasgo lunático mío, que es apasionarme por una novela de más de mil páginas que no tengo ni puedo conseguir, y leerla en digital, en la pantalla de una laptop. Sí, me freí los ojos de a poco. Y no me arrepiento. 2666 es una novela extraordinaria, escrita por Bolaño como un intento de asegurar el futuro económico de su familia (consta de cinco partes que estaban planificadas para publicarse por separado). La investigación sobre una larga secuencia de feminicidios, y la búsqueda del escritor Benno Von Archimboldi por parte de un grupo de profesores de literatura, son los ejes sobre los que transcurre esta historia desquiciada, densa y difícil, que nos lleva a través del desierto de Sonora en la búsqueda desesperada de un misterio indescifrable.


Día 3: Un placer culposo. «Telón», de Agatha Christie. (Y Agatha Christie, en general).

Telón

Gracias a mi madre, devoradora insaciable de novelas de misterio, debo haberme leído casi toda la producción literaria de Agatha Christie entre los 15 y los 18 años, la mayoría de ellas en una sola tarde o noche. Agatha era una genio, y no acepto discusiones sobre este punto. Telón es el último caso del inolvidable detective Hércules Poirot, y desde mi punto de vista, es una obra maestra de la literatura negra. Como en todas las novelas de Agatha Christie, el misterio de saber quién es el asesino lo mantiene a uno pegado al libro durante páginas y páginas de un argumento tejido con sutileza y detalle. Elijo ésta, por el peso emocional añadido de ser el último caso de mi detective favorito, quien, anciano y enfermo, nos entrega por vez final su implacable intuición y su lógica a toda prueba.

 

Día 4: Uno que le gusta a todos menos a mí: Madame Bovary, de Flaubert.

Madame BovarySí, ya sé, es un clásico de la literatura universal. Sí, ya sé, Flaubert era uno de los mejores novelistas bla bla bla bla. Sí, ya sé, la historia retrata la sociedad francesa del siglo XIX. Lo lamento. Madame Bovary me aburre. Emma no me transmite nada, excepto antipatía. De hecho no hay ningún personaje en esa novela que me caiga bien. Y a mí, cuando un libro no me da ni frío ni calor, lo dejo por la paz.

La vida es muy corta para sufrir pagando.

 


Día 5. Uno de viajes: Travesuras de la niña mala, Mario Vargas Llosa.


Travesuras de la niña malaComo nombro a Vargas Llosa dos veces en diez libros, supondrán que soy fan, pero ésta es casi la única novela que he leído de él. Conservo un vago recuerdo de Pantaleón y las visitadoras, de cuando era adolescente, pero no me parece que me haya marcado mucho. En cambio, la niña mala -y el niño bueno- son personajes que vivirán en mi memoria muchos años, personajes bien trazados, vivos, de ésos que saltan del papel y te dejan la sensación de haberlos conocido.

Lo puse en viajes, y todavía no me queda del todo claro por qué. Los personajes de este libro no viajan; son unos expatriados, son personas que no pertenecen a ningún lugar y que se sienten ajenos incluso cuando regresan a sus propios hogares. Quizás -sólo quizás- los puse en viajes porque Ricardo (el niño bueno) es un limeño cuya meta en la vida es vivir en París. Quizás los puse en viajes porque la relación enfermiza, obsesiva, adictiva, entre la niña mala y el niño bueno, sea el verdadero viaje a lo largo de las vidas de estos personajes, un viaje que transcurre desde su adolescencia hasta la muerte. Y es que ¿no estamos todos en este viaje que es la vida?

Día 6. Uno de un Nobel: «Ensayo sobre la lucidez», José Saramago.


Ensayo sobre la lucidezEstaba en tres y dos entre Saramago y Günter Grass, y elegí a Saramago. Luego estaba en tres y dos para elegir el libro. La decisión obvia era «Ensayo sobre la ceguera», pero ya todo el mundo lo recomendó, y la gente se vio la película, así que bah. Yo amé Ensayo sobre la lucidez, una novela sobre la vida política de un país, que narrada en la voz única de Saramago, resulta en una de sus historias típicas, donde un acontecimiento simple (por lo general, la ausencia de algo) desencadena, por pura lógica, una catástrofe que va fluyendo por sus propios medios. ¿Que ocurriría si un día, todos los ciudadanos de un país democrático decidieran -llevados por un súbito ataque de lucidez- votar en blanco? Ésta es una novela para leer en época electoral, una novela que debería ser lectura obligatoria para todos los políticos, en especial los latinoamericanos. Una novela saramaguiana, que ya es decir muchísimo.

Día 7. Uno divertido: Mujeres alteradas 1-2-3-4-5, de Maitena.


Mujeres alteradas 1-2-3-4-5A mí me gusta el feminismo. Me gusta el cómic. Me gusta el humor ilustrado y me gusta reír,  y me gustan las mujeres que se ríen de sí mismas. Porque somos arrechas, trabajamos, criamos a los hijos, nos ganamos ascensos y sueldos estratosféricos (ojalá), pero seguimos oprimidas por los tacones y las depilaciones con cera, y la que me diga que no es así, se autoengaña. Maitena Burundarena es una argentina con un sentido del humor ácido y desenfadado que ya quisiera yo para mí, y sus series Mujeres Alteradas y Superadas son un retrato fiel (demasiado fiel) de la mujer contemporánea, sobre todo de la mujer latinoamericana contemporánea, tan superada y tan dependiente de la apariencia física, tan a medio camino entre el ama de casa desesperada y la ejecutiva estresada y exitosa. Con joyas como ésta, este libro es uno de los mejores regalos que me han hecho, y al que siempre regreso cuando estoy de humor para reírme de mi propia contradicción.

 

Día 8: Uno para leer por fragmentos, «El silencio de las sirenas, Escritos y fragmentos póstumos». Franz Kafka.


El silencio de las sirenas, Escritos y fragmentos póstumosHace poco descubrí que existía este libro bellísimo, y le salté encima sin pensarlo ni siquiera una sola vez. Esta especie de antología secreta recoge los fragmentos póstumos de Kafka, anotaciones, ideas, trozos de cuentos que, en su gran mayoría, funcionan perfectamente como microrrelatos gloriosos, muestras nuevas de la genialidad sin límites de ese maestro de la literatura universal. Descripciones de sueños y pesadillas, confesiones, anotaciones de ideas para posteriores obras, fragmentos de narrativa inacabada, este libro es una joya que no debería faltar en la biblioteca de nadie que ame la obra de Franz Kafka con la pasión con que la amo yo. Se encontrarán con cosas como ésta:

«Ay», dijo el ratón, «el mundo es cada día más pequeño. Primero era tan ancho que me daba miedo, seguí corriendo y me sentí feliz al ver por fin los muros que se alzaban a lo lejos, a derecha e izquierda, pero esos largos muros se precipitan tan velozmente los unos contra los otros que ya estoy en el último cuarto y allá en el rincón espera la trampa en la que voy a caer.» «Tienes que cambiar la dirección de tu carrera», dijo el gato, y lo devoró.

Día 9: Uno con una excelente versión cinematográfica: Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell.


Lo que el viento se llevóConfieso de una vez que no me acuerdo bien de la película. Estaba muy pequeña cuando la vi; pero conservo intactas en mi memoria algunas escenas, con tanta intensidad que estoy segura de que es una película magistral que quiero volver a ver alguna vez. El libro, por su parte, me tuvo encerrada a cal y canto en la habitación durante días -me tenían que recordar que debía comer y esas cosas-, así que ya con eso bastará para ver por dónde van los tiros. Si no se van a leer el libro, que reconozco, es un ladrillo (un ladrillo genial, pero gordo) por lo menos véanse la película. Con Clark Gable, Vivian Leigh y Olivia de Havilland, la película se ganó la friolera de dieciséis premios Óscar en 1939, cuando el premio todavía era una cosa seria, por cierto. Si la ven, y deciden que no les gusta, frankly, my dear, I don’t give a damn.

Día 10: Uno con una pésima versión cinematográfica: 1984, de George Orwell.

1984No puedo siquiera comenzar a describir cuánto odio la película 1984 (me refiero a la versión de 1984, la otra no la he visto). La película, en sí misma, no es mala, creo. Pero ahora, después de haberla visto, creo que mi error fue simplemente ver una película, cualquiera que fuera, que intenta adaptar uno de mis libros favoritos de todos los tiempos. Es sencillo: El libro, que he leído un millón de veces (y no tengo) crea un universo entero, que llegamos a imaginarnos con un nivel tal de fidelidad, que cualquier otra interpretación que quieran imponernos nos parece ajena, artificial. Ése es mi caso. Aunado a esto, resulta que la interpretación del director choca por completo con lo que yo quise entender del libro, y ese choque entre la imagen y mi mente es tan desagradable, que salí del cine francamente molesta.

1984 es un clásico de la literatura de ficción distópica, con toda razón. Orwell creó para la literatura al Gran Hermano, la neolengua y la policía del pensamiento, y nos enseñó para siempre que la Paz es la Guerra, la Libertad es la Esclavitud y la Ignorancia es la Fuerza.

La próxima semana: del 11 al 20 de #30libros. Pueden seguir el reto en Twitter, en este link.

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ficcionando, Interrumpimos esta transmisión, notas al margen

Noticias, merchandising y cosas relacionadas

De mi desaparición súbita: Estoy trabajando en el tercer borrador de una novela corta (cada vez más corta, como le siga quitando páginas cada vez que la reviso) y eso me está absorbiendo casi todo el tiempo libre. Además, para garantizar que algo sea, en efecto, puesto sobre papel, me he autorrestringido el acceso a internet en casa: me dejé cortar el módem, hasta nuevo aviso. El hecho de que se requiera un esfuerzo consciente para sacar el dinero y pagar la cuenta, es prácticamente lo único que me impide revisar el correo y la cuenta de Twitter cada cinco minutos. Así que bueno, there’s that. Si queremos que algún día termine la novela (cosa que creo que queremos, puesto que uno no escribe 150 páginas para tirarlas a la basura como si tal cosa), no Internet for me.

En otro orden de ideas, aparezco por acá para contarles que, en algunas semanas, estaré liberando por acá un libro de cuentos llamado Departamento de objetos perdidos. El libro contiene cuentos publicados en revistas digitales o impresas o en antologías, junto con algunos cuentos inéditos, y estará disponible para descarga gratuita, y también, para aquellos a quienes no les gusta leer en la pantalla, podrá comprarse en papel a través de Lulu.com (que es un servicio genial que imprime libros bajo demanda). La versión en papel costará seis o siete dólares, creo (ya veré cómo calculan los costos en lulu), pero da igual, puesto que el que quiera, puede descargar el .pdf gratis e imprimirlo en casa.

Aquellos lectores que deseen enterarse antes que nadie y sin riesgo de perdérselo cuando el libro esté disponible para descarga, pueden suscribirse a esta lista de correo y les avisaré por email cuando eso ocurra. Esta lista de correo será usada para enviar un único aviso, y no recibirán ningún otro correo por esta razón. La lista será posteriormente eliminada y ningún dato privado será almacenado ni usado para enviar otras comunicaciones. Que conste.

A quienes estén en Venezuela, les recuerdo (a riesgo de ponerme fastidiosa) (bah, qué riesgo, eso es lo normal en mí) que mi libro Aviones de papel saldrá a la venta hacia finales de este año, a un precio irrisorio de ésos que ponen las Librerías del Sur. Avisaré por acá, no crean que se librarán de eso.

Por el momento, me desaparezco de nuevo hasta próximo aviso. Feliz Hanukkah (?).

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